Educación superior en centros carcelarios

En las reclusiones de mujeres de Bogotá, Cúcuta y Bucaramanga, así como en los establecimientos de Coiba en Ibagué, Picota y Modelo en Bogotá, 168 personas privadas de la libertad adelantan sus estudios en los programas Administración de Empresas, Comunicación Social, Licenciatura en Lenguas extranjeras y Trabajo social. La población femenina, en su proceso de resocialización, accede al derecho a la educación.

Algunas son madres que cumplen condenas.

«No el pecado, no la culpa. La puerta se abre - expresa el rector de Uniminuto Jeferson Árias - lo primero es no tratar a la persona privada de la libertad como delincuente».

Cumplir con los programas de estudios permite a los internos el beneficio legal de obtener un dia de descuento por dos dias de estudio. Con lo que podrán disminuir su condena.

La educación forma parte de los derechos de la población que paga condenas. Esa política pública tiene en su favor el saldo de graduandos en educación superior en diferentes cárceles de Colombia. La oferta formativa incluye licenciaturas y carreras profesionales, según lo explica el rector Jefferson Arias.


Finaciación de educación en centros de educación superior


Aunque existe el interés por el abono de un día de reclusión por dos días de estudio, en la persona aislada que escoge el estudio como opción existe una motivación que destaca sobre el terreno legal y es el deseo franco de mejorar su autovaloración.

Ahora la financiación se realiza mediante dos fondos que tiene el MEN en convenio con Inpec e Icetex. Para el caso de las mujeres el fondo Códigos de Paz, cubre el 100% a 100 PPL, a nivel nacional y el Fondo Renacer cubre el 25% a PPL del resto de establecimientos penitenciarios, donde la financiación se complementa con el apoyo de UNIMINUTO, el estudiante y aliados estratégicos.

Los pregrados dirigidos a la población penada se financian con recursos del Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario INPEC, Universidad Minuto de Dios, aportes del estudiante y donantes privados.

Yudely Ordóñez, coordinadora de formación en población carcelaria en Uniminuto, sustenta con satisfacción: Los estudiantes en recintos penitenciarios ostentan «el nivel reincidencia cero» en actividades delictivas y además logran un grado. «Con la decisión de los internos logramos su recuperación y su inserción en la sociedad aun con los grandes desafios que esto implica».

La gestora pone en relieve que el 90 por ciento de los estudiantes en centros penitenciarios obtiene su grado; unos como administradores de empresas o licenciados en idiomas. Para Yudeli el proyecto educación-resocialización es también un acto de fe: «Tenemos una situación jurídica y a la vez realidades. Hemos aprendido que con cada interno hay una historia de dolor y de alegría».

Cada graduación es un logro compartido, celebrado como propio por quienes promueven y participan en este tipo de educación. El cuerpo docente, y Yudelly Ordoñez son animadores permanentes. Cada vez que un estudiante está por desfallecer, cada jornada es un esfuerzo de persuasión para que persevere.


Oportunidad a personas privadas de la libertad


El rector de Uniminuto Jefferson Arias, declara: «La institución académica abre la puerta en el tratamiento penitenciario: «Ante todo se trata de dignificar, es el tema de inspiración de la carta fundacional de la Universidad. En sus principios se encuentra la doctrina social de la Iglesia, en donde se apoyó Rafael García-Herreros». Con referencia al fundador de la Corporación Minuto de Dios, dice:«La excusa de Rafael García Herreros fue el ladrillo en sus programas sociales de vivienda. Hoy sabemos que él tenía un interés superior y era el ser humano integral».

El rector manifiesta que se suscitan «Diálogos difíciles», : «Son los momentos de potencializar que retan demasiado, fisicamente hablando, y para la persona privada de la libertad es el desafío de volver a arrancar».

Esta labor académica dentro de los penales se intensifica en acciones del Evangelio, a la vez las labores se enriquecen con conceptos humanistas al interior de la Universidad.

Jefferson Árias explica la forma en que se instauran los programas: «Los sacerdotes eudistas Diego Jaramillo, Camilo Bernal, y Harold Castillo emiten circulares fundamentadas en principios cristianos. Los documentos se transmiten, se reflexionan y materializan al interior de las áreas académicas y administrativas».


Metodología en educación intramural


«Aunque el origen de Uniminuto es católico, la Universidad no adhiere a una religión específica. Nuestra labor imparte formación sin ser una institución confesional», aclara Jefferson Arias.

La formación educativa intramural tiene limitaciones propias del contexto carcelario. La coerción legal conlleva estrictas relaciones con protocolos de seguridad. El cuerpo docente es conformado por 23 docentes: «Los acompañamientos académicos y tutoriales se realizan a través de encuentros sincrónicos y presenciales una vez por semana, con metodologías flexibles ajustadas al contexto penitenciario y a necesidades formativas de cada estudiante» -señala la coordinadora de educación superior en contexto Penitenciario en Uniminuto-.

La Universidad realiza ajustes en aulas especiales que garantizan contenidos académicos que no impliquen navegación en internet, que está prohibida al interior de los establecimientos. Las restricciones, propias del ambiente penitenciario impiden el ingreso de dispositivos como, teléfonos celulares, cables, diademas auriculares y memorias USB.


Educación en centros penitenciarios




Los procesos formativos dentro de los centros penales como las actividades desarrolladas al interior de los mismos, se afectan por novedades como aislamientos, situaciones de salud pública, jornadas de censos poblacionales, operativos de seguridad, entre otros.

Yudeli Ordóñez expone desde las dimensiones psicosocial y emocional. «En el centro penitenciario no pagan arriendo, alimentación y transporte; cuando los pospenados regresan a la libertad se abocan a problemas arduos» « Los centros carcelarios incrementan encadenamientos causales». La docente coloca como ejemplo casos de confinados en centros peninteciarios en que al recuperar su libertad, se encuentran con el hecho que han perdido la autoridad ante sus hijos y que sus vínculos socioafectivos han sido fragmentados.

El trabajo de la coordinación académica de Uniminuto afianza el enfoque de nuevas oportunidades para la población penada. Los asuntos curriculares de estudiantes carcelarios, involucran en manera implícita la complejidad de sus situaciones individuales. «Tenemos casos que evidencian ideacion suicida» -dice Yudely Ordóñez-.

«Se trata de ayudar a los estudiantes intramurales a mejorar su autoaprecio, y a superar miedos e incapacidades», es la afirmación de la educadora responsable de las actividades de formación superior en Cárcel Nacional de Modelo.


Proceso educativo con población pospenada


El rector Árias confirma alcances y limitaciones en el proceso de lograr la graduación en penados y pospenados. «Más manos, más aliados. Un punto a tener en cuenta es que el apoyo para el estudio por parte del INPEC es sólo durante el tiempo de ejecución de la pena; una vez la persona condenada sale en libertad se da por concluido el beneficio. En este punto se hace necesario eslabonar apoyos».

Uniminuto se impregna con las dificultades de sus estudiantes. Acceder a una oferta laboral es tarea que encara dificultades para los egresados cuando los antecedentes penales permanecen registrados en los historiales por largos periodos.

Yudely Ordóñez y Jeferson Árias comparten la partitura rehabilitadora: «Es permitir a internos e internas redescubrirse, y estimular la idea de merecerse».


Noticias Colombia - Texto y fotografías: Nelson Sánchez A - Diseño: Jeymi Flórez -